Tal como pronostiqué hace 3 semanas, find gana Dilma Rousseff en la elección presidencial de Brasil en forma apretada(3.3%:http://goo.gl/qwFoLz ):más que suficiente para realizar las reformas—en especial la “política”—que exige con justa razón el electorado,así como el combate a la rampante corrupción y el impulso a la infraestructura:transporte, vivienda,educación y salud;postulados que no son ajenos a la agenda del gobernante Partido del Trabajo(PT) que gana por cuarta vez consecutiva a su rival del Partido Social-Demócrata Brasileño,de corte neoliberal.
Triunfa el “Lulismo”,una economía mixta de libre mercado con política independiente al exterior: mas interesado en proteger a los pobres y a los trabajadores que su rival ideológico de centro-derecha del “Cardosismo” que enarboló el llamado “Play Boy de los mercados” Aecio Neves.
Fue notorio el malestar del ex-presidente Cardoso quien fustigó la “lucha de clases” del “Lulismo” que,a su juicio, propició una ruptura entre razas como entre ricos y pobres (http://goo.gl/dU3MMH).
Hasta The Financial Times—que con la revista británica The Economist hizo el ridículo al vaticinar el triunfo de su favorito Aecio Neves—acepta que el “éxito del gobierno de Dilma” consistió en “reducir el desempleo pese a la crisis financiera internacional,mientras expandió los beneficios del bienestar social”.
Los pobres y la clase media de Brasil temieron que Neves,esclavo a las disfuncionales “leyes del mercado”, hubiera abolido el exitoso plan de combate a la pobreza “Bolsa Familia” que implantó exitosamente Lula quien, puedo adelantar,competirá por la presidencia en los próximos 4 años.
El “Lulismo” elevó a 40 millones de pobres a la nueva categoría de consumistas de la clase media.
Suena curioso que el partido gobernante PT,Dilma y el “Lulismo” hayan sido castigados por el electorado debido a su falta de inversiones públicas,lo cual formaría parte natural de su programa de acción y que paradójicamente fueron el motivo principal de las entendibles cuan legítimas manifestaciones previas al Mundial de Futbol.
No se puede soslayar el “efecto Lula” que rescató a su pupila Dilma del ostracismo electoral y quien incluso durante una parte de la campaña previa a la segunda vuelta llegó a encontrarse peligrosamente debajo de Aecio Neves quien no supo aprovechar el malestar de un sector del electorado al que,al contrario,provocó temor por su excesiva dependencia a las “leyes del mercado” del neoliberalismo que hace agua por doquier.
Neves tuvo a su favor el monopolio de los medios de comunicación,pero no supo atraer el malestar concentrado en el 21% del abstencionismo.
En la historia de Brasil ningún presidente en funciones ha perdido una elección presidencial.
Los alcances del triunfo de Dilma rebasan a Brasil y tiene implicaciones geoestratégicas al consolidar al grupo de los BRICS(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) y al marcar el rumbo de Latinoamérica,algunos de cuyos países han optado por el proyecto estadunidense contrario de la Alianza del Pacifico y la Asociación TransPacífico (TPP,por sus siglas en ingles).
Brasil,con 200 millones de habitantes,es la primera potencia geoeconómica de Latinoamérica y la séptima potencia mundial(medido por el poder adquisitivo) que acaba de desplazar asombrosamente tanto a Francia como a Gran Bretaña:2 potencias coloniales desde el siglo 17 hasta el siglo 20.
Brasil también ostenta el séptimo lugar en reservas de divisas,pese a que atraviesa por un periodo de recesión.
El electorado castigó—al haber disminuido sustancialmente la proporción de votantes del PT—,pero prefirió el “Lulismo” con todo y sus defectos—con la prevalencia de su exitoso programa social y su promesa de reforma política—por encima del “Cardosismo” de Aecio Neves vinculado a los mercados de Wall Street y la City de Londres.
@AlfredoJalifeR_