Las recientes elecciones de la Unión Europea(UE)de 28 países para los asientos del Parlamento Europeo exhibieron sus ominosas fracturas centrifugas en por lo menos tres niveles :el financierista/monetarista(el fracaso del euro unificador), viagra el económico(“euroceptismo”:la revuelta ciudadana contra la austeridad y el desempleo)y el político(el ultra-nacionalismo tanto de la extrema derecha como de la extrema izquierda al borde de la balcanización).
El Parlamento Europea cuenta con poco poder frente al omnipotente dominio de los apparatchiks de Bruselas hoy bajo la férula del Banco Central Europea, adiposity a su vez controlado por el banco de inversiones Goldman Sachs que maneja su voluntad financierista mediante métodos fracasados del monetarismo que solo beneficia a un puñado de banqueros y de plutócratas codiciosos).
Mucho más que la explosión nacionalista de la llamada extrema-derecha francesa de Marine Le Pen del Frente Nacional—una tendencia que se acentúa y se acelera—,que obtuvo el 26%,lo fue el voto descomunal en Gran Bretaña que descolgó Nigel Farage del Partido Independiente(UKIP,por sus siglas en inglés)que humilló a los tres principales partidos británicos:el gobernante partido Conservador,el laborista y el liberal con casi 30% de los votantes, cuando se avecina el voto por la separación de Escocia.
La ponderación demográfica es fundamental. No son lo mismo el casi 30% del UKIP(63.7 millones de habitantes)en Gran Bretaña y el 26% del Frente Nacional en Francia(62.2 millones)que el partido Syriza de extrema izquierda que obtuvo el primer lugar con 26.6% en Grecia(10.7 millones de habitantes).
Cuando los extremos de un espectro político clásico como la “extrema derecha” y la “extrema izquierda” comparten los mismos anhelos, eso significa que la semántica se ha vuelto disfuncionalmente engañosa: su método de análisis decimonónico ya es caduco cuando su centro y sus “moderadas” alas de derecha y de izquierda se han vuelto los verdaderos radicales en la nueva geometría política del siglo 21.
Más allá de la vacua clasificación de izquierda y derecha, sería más sencillo analizar mediante un creativo binomio semántico del siglo 21 que refleja mejor la realidad imperante: globalistas VS humanistas.
Resalta un común denominador del tsunami electoral, mucho mayor cuando se ponderan sus resultados desde el punto de vista demográfico: ante todo el voto fue contra los partidos gobernantes del establishment(los llamados incumbent en inglés) de la clasificación decimonónica de “izquierda” o “derecha” que son incapaces de cambiar el agotado modelo neoliberal que ha dislocado a la clase media, a los jóvenes y a los empleados.
Luego se suman varias revueltas ciudadanas que han convergido y en el que viene en primer término la dictadura financierista del Banco Central Europeo y su manejo monetarista del euro de acuerdo a los cánones y cañones del bancos estadunidense de inversiones Goldman Sachs que literalmente ha despedazado a los países pequeños y medianos de la UE-28.
Cunde el “eurocepticismo” y la revuelta contra los burócratas despiadados de Bruselas y su maquinaria anti-humana que ha desacoplado la economía real de las finanzas de corte especulativo y cuya máxima expresión académica es el libro estelar “El Capital del Siglo 21” de Thomas Piketty que está sacudiendo las conciencias europeas y globales que reclama el retorno de la “economía politica” para paliar la brecha cada vez mas profunda entre pudientes y miserables.
Lo más relevante del voto no es tanto el despegue del ultra-nacionalismo como lo es el reflejo de la nueva geopolítica que pone en tela de juicio el proyecto comercial de inversiones de EU en alianza con la UE-28(TTIP,por sus siglas en inglés) y el rechazo a una guerra contra Rusia en Ucrania.
Nadie lo dice,pero el gran triunfador tras bambalinas fue nada menos que el zar geoenergético global,el presidente ruso Vlady Putin. !Increíble!
@JalifeRahme_
